Se dice de Edison que tuvo que hacer muchos intentos antes de conseguir crear una bombilla que funcionara, y que él decía que cada uno de esos intentos no era un fracaso, sino que era un descubrimiento sobre cómo no debía de hacerse.
Paul Ehrlich, cumple también esta máxima, como veremos. Y la cumplió nada menos que 605 veces, ya que tuvo éxito a la siguiente, a la 606.
Compuesto tras compuesto, fue creando cientos, ¡cientos!, de ellos y probándolos. Después de 605 aprendizajes, porque no fueron fracasos, el compuesto número 606 funcionó.
Él hablaba de una bala mágica, una bala que se dirige y mata sólo aquello contra lo que se desea ir, aquello que hace mal al cuerpo y crea la enfermedad. El resto está a salvo de esa bala mágica.
Fuente
curistoria
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