En palabras del filósofo Alain de Botton:
Los viajes son las comadronas del pensamiento. Pocos lugares inducen en mayor medida a las conversaciones interiores que un avión, un barco o un tren en marcha. Después de algunas horas de ensoñaciones ferroviarias estaremos en condiciones de experimentar que hemos regresado a nosotros mismos, es decir, que hemos recobrado el contacto con las emociones y las ideas relevantes para nosotros.
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