Cuántas veces hemos dejado de poner limites y nos hemos sentido invadidos. Cuantas veces hemos sentido que no eramos buenos a los ojos de tal o cual persona o deidad si no poníamos la otra mejilla.
El Dios en el que yo creo me quiere como soy, sin que tenga que hacer ni dejar de hacer nada especial para ello,ahora lo tengo claro.
Y el alma que habita en mi añora la paz.
Así que sólo queda poner cierta distancia ante personas o situaciones que nos hieren sin que por ello dejemos de ser amados, al contrario....quizás entonces los maestros y alumnos se invierten y gozo del respeto negado hasta entonces se muestre en todo su esplendor.
Como me amo, amo.
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