La respiración es un viaje que traslada sensaciones múltiples y da acceso a vivir en cada momento como un proceso en el que pueden intervenir diferentes condicionamientos o posibilidades que podemos observar y permitir, por un lado, o dirigir y replantear, por otro.
La respiración te comunica con tu esencia interior, centra la mente, te vincula, te conecta, te sostiene, te impulsa, te sintoniza y te sitúa en modo “on”, te despierta, te enraíza, te invita a cultivar la escucha y el silencio, te abre a tu propia experiencia, generamos energía con atención y sensibilidad, etcétera. Diríase que cada vez que respiramos conscientemente podemos cambiar las cosas.
La respiración es la puerta de acceso a la salud y una respiración natural es clave para nuestro crecimiento personal y para la evolución como seres espirituales. Tanto el movimiento mental como el físico se ven afectados directamente por la respiración.
Comparto en estas bellas líneas las sensaciones inspiradoras y creativas de Mayte Criado expresadas en su libro Yoga en Evolución; un ejercicio maravilloso que despierta:
Con el acto de inspirar busco el espacio en el espacio, lo abarco, me hago más grande, imagino que cada célula se expande, crece y abraza el universo. La inspiración me llena de energía y hace posible en mí la fortaleza, la voluntad y los ritmos ágiles. Inspirando, siento que absorbo el mundo de fuera y mediante su manifestación, dentro de mí, celebro la vida humana en toda su amplitud. Cuando lo hago con profunda atención, en la práctica de yoga, también una âsana expresa, a través de mi cuerpo, una dimensión de acción, que ejerce una determinada conciencia en todo mi organismo.
Con el acto de espirar busco conectar con mi espacio interior, vuelvo hacia dentro, me hago más pequeña y humilde, permito que cada poro de la piel se abandone a la quietud y se rinda a la vida. La espiración me enraíza y hace posible que me ofrezca al presente desprendiéndome de la expectativa. La siento como un gesto de entrega. Espirando también libero mi mundo interior, dejando el espacio necesario para que la vida se exprese dentro de mí, mientras me relaciono con el mundo sin resistencias. Cuando lo hago con profunda atención, en la práctica de yoga, también un âsana expresa, a través de mi cuerpo, una dimensión de inacción, que impregna de conciencia la mente, dando paso a la unificación de todas las partes de mi ser.
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